Gente que nos hace soñar con un mundo mejor

Hola a todos/as:

Los avances tecnológicos nos dan la posibilidad de establecer contactos con personas lejanas e ir acortando poco a poco las distancias que nos separan. Por esos cauces entró en contacto conmigo Eduardo Brasileiro, un joven que forma parte de un colectivo llamado “Iglesia Pueblo de Dios en Movimiento”, nacido en la zona este de São Paulo, una región con problemáticas sociales históricas.

El propósito de este colectivo es llevar a cabo una articulación de iglesias y movimientos sociales que permita construir un nuevo Brasil a partir de un proyecto popular. Desde esa motivación, a lo largo de algunos meses, fuimos viendo la posibilidad de hacer realidad un proyecto de “Iglesia y periferias”, de juntar las experiencias de la periferia de São Paulo con esta periferia de Brasil, que es la Amazonia.

El primer paso lo hemos dado en esta última semana, con la visita de cuatro jóvenes a Cucui, Aline, Paloma, Vinicius y el referido Eduardo. A pesar de la dificultad de llegar hasta aquí, no han escatimado esfuerzos para poder hacerse presentes y conocer la vida de este rincón de la Amazonia, donde dicen haber descubierto en pocos días mucha riqueza.

El contacto con la gente y diferentes grabaciones que han realizado, va a permitir elaborar un pequeño documental que dé a conocer un poco más sobre la vida y las problemáticas que son vividas por la gente de Cucui. Difundir esa realidad es sin duda un instrumento que puede ayudar a crear instrumentos que hagan posible una mejora de la realidad social de la región.

Pero por encima de lo que hayamos podido hacer, lo que destaco de estos días es la propia convivencia con ellos, las largas conversaciones que hemos ido teniendo y el poder descubrir sus inquietudes y deseos de hacer realidad un mundo mejor. También su capacidad para admirarse con aquello que tenemos en Cucui, lo que nos debe llevar a quienes vivimos aquí a agradecer a Dios por todos los regalos que cada día nos hace y a conservar este paraíso que descubre quien llega.

Sin duda, son los primeros pasos de un camino en común, de un sueño que nos ha de llevar a construir juntos, a partir de nuestra fe en común, de nuestra condición de discípulos de Jesús de Nazaret.


Un abrazo.

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